domingo, 5 de abril de 2009

¿El choque entre culturas provoca violencia?


Realmente tenía muchas ganas de leer El niño con el pijama de rayas porque mi madre y varios compañeros de trabajo, me había hablado muy bien de él. De todas maneras, tampoco quise visionar la película ni saber demasiado sobre su argumento. Pero… ¿Tan especial era esta novela? ¿Tanta emoción suscitaba? ¿De verdad, como me decían, era inolvidable?

El niño con el pijama de rayas trata un tema tan trascendente y doloroso en nuestra historia reciente como el holocausto. No desde un punto de vista histórico, ni desde un punto de vista adulto. La narración de los hechos se ofrece a través de la perspectiva de un niño de 9 años, Bruno. Sin embargo, el enfoque de la novela me resulta en ocasiones algo desesperante y bastante inverosímil. Quizá por ello me parezca que la novela está más bien orientada a un lector muy juvenil, casi infantil.

Creo que lo que más me ha alejado de la novela era creerme que el niño no se diera cuenta de todo lo que pasa a su alrededor, por pocos años que tenga. Por ello, creo que, más que hablar de una mirada ingenua, podríamos decir cándida y sumamente ignorante, aunque también, en varias ocasiones me he acordado de la magistral ternura con que Roberto Benigni nos hace pasearnos por La vida es bella.

Diré que la novela aborda un tema tan trascendente que de cualquier manera no puede caer en el olvido: Los tentáculos de la tragedia más atroz que ha vivido la humanidad hace menos de un siglo. En definitiva, la lectura de El niño con el pijama de rayas me ha llevado a reflexionar si el choque entre culturas provoca violencia y sobre la influencia que tiene en cada uno de nosotros el contexto y la experiencia.

Este libro y algunos de la misma temática, nos da razones para afirmar que, de entrada, siempre ha existido un choque real entre las diversas culturas y sociedades, ya que la mayoría de los pueblos, de acuerdo con la tendencia etnocéntrica, tiende a pensar que su cultura es superior y mejor a las otras. Esta idea, que puede resultar ilógica, ha generado diversos conflictos a lo largo de la historia, ha alimentado aún más esta concepción etnocentrica y ha determinado la influencia que ejerce el contexto socio cultural y la experiencia en el individuo.

Este choque cultural, a menudo, ha generado violencia, racismo y estrategias para promover la sumisión de la cultura minoritaria relación a la cultura dominante. Es por esa razón que des de la pedagogía es importante promover el espíritu crítico y reflexivo a las nuevas generaciones, de tal manera que acerquemos a los demás nuestra experiencia, estableciendo puentes para el diálogo intercultural. De hecho, el futuro solo se puede construir desde el presente con iniciativas inclusivas y proyectos participativos interculturales, sino desde el pasado a través la memoria. En definitiva, la insatisfacción social y cultural nos mueve a perfeccionar lo que conocemos y nos ayuda a meditar sobre el pasado y futuro dándonos una cierta perspectiva del presente.

Es importante incidir en la idea de la educación como mejora de la sociedad y acercamiento positivo entre culturas, el cual nos tiene que servir para transformar, para tener capacidad de transformación. Si queremos que todos adquieran esta habilidad tenemos que apostar por el conocimiento y suministrar herramientas para saber escoger, conocer el mundo que nos rodea, valorar sus innumerables culturas y favorecer todas las interacciones posibles.

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